jueves, 17 de diciembre de 2009

EL COMPLOT DE LOS POLICIAS Y LOS PIBES CHORROS

La disparatada denuncia de Stornelli

Marcelo Sain habría rechazado el Ministerio de Seguridad.

El ministro de seguridad bonaerense, el fiscal Carlos Stornelli, hace tiempo viene teniendo una sucesiva cadena de fracasos que hizo eclosión con el final grotesco de la familia Pomar, descubiertos 24 días después de su accidente mortal.

Al mismo tiempo se produjo una serie de asesinatos en ocasión de robo de autos, que motivó pequeñas explosiones populares en distintas zonas del conurbano, que demostraron la inseguridad en la que se encuentran los bonaerenses.

Esto motivó que Stornelli denunciara una conspiración de policías para contratar menores de edad con el fin se asesinar fundamentalmente mujeres.

Esto constituye un verdadero disparate, porque la primera mujer había sido asesinada en ocasión del robo de su auto, la de Pilar aparentemente asesinada por ser reconocida por uno de sus alumnos y a la tercera, una bioquímica de Lanús, le pegaron un tiro en la nuca sin siquiera intentarle robar el auto.

Estos asesinatos producidos por pibes chorros se suman al de Santiago Urbani, y al ataque del futbolista Fernando Cáceres aún con vida.

En todos los casos fueron detenidos y en todos los casos se trata de menores de frondosos antecedentes que entran por una puerta salen por la otra.

Señalar que todos estos menores son contratados por policías para matar y desestabilizar así el gobierno de Daniel Scioli es una teoría totalmente fantasiosa para ocultar el grosero fracaso de Stornelli, que no acertó una.

Éste conformó una cúpula policial vinculada a León Arslanián, el verdadero destructor de la policía bonaerense.

El caso Pomar es la continuidad del fracaso de la política penal abolicionista del propio Arslanián y Stornelli que, en vez de limpiar esa cúpula, la recicló, convirtiendo la fuerza en una policía boba.

Tratar de sacarse la responsabilidad de encima es inadmisible.

Los pibes chorros, probablemente miles, son cuentapropistas que matan para robar, generalmente dados vuelta por el paco.

No hace falta utilizar la inteligencia policial sino preguntar en comercios de zapatillas del conurbano para que allí cuenten cómo estos pibes preguntan qué zapatillas son las caras y les dicen a los dueños “reservámelas que a última hora o mañana vengo a buscarlas”, entonces roban autos, para venderlos en 500 o mil pesos, o hacen robos a domicilios con ese mismo fin.

Es que a la dirigencia política no se le ocurrió hasta ahora habilitar institutos de alta seguridad donde recluir a estos jóvenes peligrosísimos, cualquiera sea su edad y mientras hayan cometido delitos mayores. Por lo menos hasta que apruebe un régimen penal de menores por el que sean juzgados y sacados de la calle para que no delincan más.

Volviendo a Stornelli, su asombrosa permanencia al frente de la seguridad provincial tiene que ver sobre todo con que ya son varios los candidatos que se negaron a aceptar sucederlo.

Uno de los más notorios es Marcelo Sain, el ex Director de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) y ahora miembro del equipo político de Sabatella.

Es que, en general, los candidatos consultados estiman que, como están las cosas, el próximo Ministro de Seguridad de Scioli es difícil que llegue a los seis meses de gestión.

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