¡Ya sé señora que Ud., es hincha fanática de Gimnasia y Esgrima de La Plata, y como tal, a Martín no lo puede ni ver!.
La cosa es que “el tipo”, con su entrega- la de él -, con su sacrificio – el de él -, y el amor por la celeste y blanca, ¡LO HIZO!.
Un mérito grande, habida cuenta de sus ya trajinados 36 años, metiendo goles. Le digo más, creo que hasta los hinchas de Ríver, lo aman.
¿Sabe que Gimnasia estuvo a punto de irse al descenso y llevársela puesta?.
¡Las vueltas que da la vida!; éste chico, que no conoce de resentimientos, de odios, de esa puta soberbia patrimonio de los grandes hechos con “plastilina”, le acaba de poner su sella – el de él -, a un nuevo “certificado de supervivencia suyo”.
Ocurre que la matanza, la puta corrupción, la pobreza y la indigencia, los chicos que mueren “de hambre”, la justicia desacreditada, el parlamento desacreditado, Ud., desacreditada, siguen siendo ese factor común que tanto y tan impiadosamente nos castigan; sin embargo, la Selección también sigue, y entonces los argentinos, seguimos “inmersos” en esa nube de pedo a la que hasta le sentimos perfume a jazmines.
Porque los argentinos somos así; algunos hasta hechos a su imagen y semejanza.
La cosa es que ¡estamos vivos!, y Ud., también es argentina, señora. Y si bien todavía no me consta que sea abogada, tampoco me consta que no lo sea.
Soy en definitiva, un ciudadano más al que cualquiera se puede “coger de parado”, y no soy gay, señora, se lo puedo asegurar, y quedo a disposición de cualquiera proctólogo de su amistad, o que haga las veces de médico legista en las actuaciones judiciales que instruye el Dr. Norberto Oyarbide, ¿me entiende, señora?.
De una cosa, sí tiene Ud. absoluta razón. Le digo más, hasta la Lilita me acaba de defraudar – Carlos ya lo hizo -, al decir que el señor Taiana, “era lejos”, lo mejor de su Gobierno.
¡Bah!; por ahí tiene razón, pero…¿acaso no le tildaban de terrorista, montonero pone bombas?...¿qué queda para los demás, entonces?.
Porque si “este” era lo mejor, a nosotros no hay quien nos salve; ni Palermo, ni Maradona, ni la mismísima “MANO DE DIOS”.
Y entonces, mal que me pese, debo admitir que Ud. está viva, señora, y se lo digo en el mejor de los sentidos…¡pasa que jamás he matado ni deseado la muerte de nadie!...¡tal vez porque cuando menos, no me consta tener enemigos a la vista ni más allá de su alcance – el de la vista-.
¡Y fíjese que los enemigos que a su decir le sobran, son los que le faltan a Palermo y me faltan a mí, así sepa que hago lo posible y lo imposible por tenerlos!; tal cual lo hace Ud., señora, con la diferencia que Ud., es nada más y nada menos que la Presidente de la Nación, y yo apenas un lunar más, entre los cuarenta y tantos millones de pelotudos y pelotudas que estamos a su merced.
¡Y con lo que le gusta a Ud., tener gente a su merced!. Vea; yo siempre digo lo mismo a mis amigos; “nadie la puede ver, pero todos la podemos aguantar”; “es una elegida no solo a través del sufragio electoral, sino por los náufragos de la vida, nosotros. ¡Ja!, me vino a la memoria un viejo chiste que viene a cuento pero no le voy a contar.
De todas maneras, su gestión no deja de ser un “chiste de humor negro”, como esos que algún descolgado, se manda “durante el recreo de algún velatorio”.
¡Le digo más; he visto a más de una viuda, cagarse de risa durante los honores fúnebres a su “marido” – el de la viuda, obvio -.
¡Ud. me pregunta si nunca he visto algún viudo en semejantes circunstancias.
¡Señora!; no he conocido un viudo, ni en esas ni en otras circunstancias. ¡Bueno!; por lo menos conseguí hacerla reir; me encanta cuando ríe, señora…
¿Ud. se rié de nosotros, señora?.
Se lo pregunto con “toda la onda”, créame.
Además, lo rescato como algo positivo entre sus tan particulares características.
Porque cada uno de nosotros, también nos reímos de todos los otros; nos reímos, nos cagamos en el otro, jodemos al otro en tanto y en cuanto podamos, pero con la mejor cara de compungidos, ergo, somos unos hipócritas.
¡Ud., es auténtica señora!.
Alguien que no la mira por TV porque dice “que le hace cosa”, me asegura que Ud. es la más auténtica, así deba pedirle que me excuse de entrar en “detalles”.
¡Ya estamos en octavos, y fácil, señora!. Ahora viene Méjico.
Con los mejicanos tenemos una más que excelente relación.
El pueblo mejicano la adora, señora. Gracias a Ud., a su gobierno y a todos nosotros, se han “quitado de encima” el flagelo criminal de los Carteles del Narcotráfico…
”ahora son todos nuestros”, tan nuestros como esos laureles que nuestros patriotas supieron conseguir, y en los que nos defecamos.
Ricardo Jorge Pareja
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