miércoles, 15 de diciembre de 2010

SEÑORA PRESIDENTE DE LA NACIÓN

ABRA SU MENTE, SUS OJOS, E INSTRUYA DEBIDAMENTE A LOS FUNCIONARIOS QUE LE ACOMPAÑAN.

Las policías y las fuerzas de seguridad han sido históricamente, en nuestro país y el resto de los países del mundo, EL BRAZO ARMADO DE LA LEY.

Sin embargo Ud., a través de su Superministro Jefe de Gabinete, no ha tenido mejor ocurrencia que DESARMAR a esas fuerzas, convirtiéndoles en un mamarracho, y consiguiendo que el crimen en todas sus manifestaciones, incluido el narcotráfico, imperen por sobre ella.

Un país sin Ley carece de identidad y se convierte en un mero territorio donde la anarquía y la barbarie se ventilan con total impunidad.

Las consecuencias las tiene a la vista, señora.

Pero permita que le diga algo.

Cualquier niño, antes de ingresar al ciclo básico, y gracias a la más elemental educación recibida en el seno de su hogar, conoce perfectamente esta circunstancia.

Mal puede entonces ignorarla Ud., en su condición de abogada, o si prefiere, de Primer Mandatario de la Nación.

De hecho, no me deja otra alternativa que suponerle mal inspirada, lo que constituye en su caso, un crimen de “lesa Patria”.

Le exijo como ciudadano, instrumente en el acto, los mecanismos tendientes a revertir una situación que supera y desborda el entendimiento.

A los hombres y mujeres consustanciados con la política que ocupan bancas en las Cámaras Alta y Baja del Congreso Nacional, les exijo igualmente que tomen cartas en lo que constituye un gravísimo asunto de Estado, al igual que a los señores Jueces de la Nación, en tanto pretendan responder ante la ciudadanía toda, con la dignidad que les concede el cargo.

Ricardo Jorge Pareja

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