martes, 7 de agosto de 2012


VATAYON MILITANTE

LAS MENTIRAS DE LA REINSERCION SOCIAL Y LOS DERECHOS HUMANOS DEL GOBIERNO

Víc­tor “sata­nás” Hortel
Los medios nacio­na­les des­cu­brie­ron ahora, recién ahora, las “bon­da­des” del Dr. Víc­tor Hor­tel. “Satá­nás” Hor­tel, como se hace lla­mar el jefe de la agru­pa­ción “Negros de Mierda”, una agru­pa­ción mili­tante kir­ch­ne­rista alle­gada a La Cámpora.
Sata­nás” Hor­tel, “el peor de todos y orgu­llo­sa­mente K”, como gusta fir­mar sus pan­fle­tos de pro­pa­ganda mili­tante, ha sido lapi­dado toda la semana por los    gran­des medios nacio­na­les, y defen­dido a capa y espada por la pre­si­denta y todo su gabinete.
Es que el Ser­vi­cio Peni­ten­cia­rio Fede­ral quedó en el ojo de la 
tor­menta al des­cu­brirse que peli­gro­sos pre­sos salían con inquieta faci­li­dad de las cár­ce­les para rea­li­zar acti­vi­da­des polí­ti­cas 
dis­fra­za­das de cul­tu­ra­les. 
Con lla­ma­tiva reite­ra­ción los pre­sos son saca­dos de los pena­les y lle­va­dos a reunio­nes de adoc­tri­na­miento polí­tico, y son col­ma­dos de beneficios.
Rápi­da­mente la cor­po­ra­ción mediá­tica del régi­men se enco­lumnó detrás del     dis­curso del Minis­tro Alak, y puso énfa­sis en la rein­ser­ción social de los pre­sos.

En eso debe­mos reco­no­cerle rapi­dez a La Cám­pora, a Vata­yón Mili­tante, a Negros de Mierda y espe­cial­mente al dr. Víc­tor Hor­tel, direc­tor del Ser­vi­cio Peni­ten­cia­rio Federal.

Gabriel Mariotto con Vata­yón Militante
La rein­ser­ción social de los pre­sos del ser­vi­cio peni­ten­cia­rio que comanda el “negro” Hor­tel comienza con suges­tiva rapi­dez y lla­ma­tiva faci­li­dad…                para algunos.
Digo, suges­tiva rapi­dez y lla­ma­tiva faci­li­dad, pues esta­mos en un país donde los fun­cio­na­rios y los esta­men­tos del Estado están siem­pre atra­pa­dos en la burocracia.
Tal vez por eso llamó tanto la aten­ción que por ejem­plo Eduardo Váz­quez,      bate­rista del tris­te­mente céle­bre grupo musi­cal Calle­je­ros, pudiera salir 5 veces de la cár­cel a los pocos días de haber sido con­de­nado a 18 años de pri­sión por      que­mar viva a su esposa delante de sus hijos. 
O que Pablo Díaz, que estaba preso por vio­la­ción y que luego había con­se­guido el bene­fi­cio de sali­das tran­si­to­rias y en una de esas sali­das violó y ase­sinó a  Sole­dad Bar­gna, se lo vea feliz y en con­fianza, bai­lando junto al negro Hor­tel en una murga.
Claro que Víc­tor Hor­tel es abo­gado pena­lista, lo que vul­gar­mente se conoce como “saca­pre­sos” y tal vez esté más a gusto con los reclu­sos que con los   peni­ten­cia­rios…

Ase­si­nos y car­ce­le­ros jun­tos en estruen­dosa batu­cada. 

Vio­la­do­res y car­ce­le­ros uni­dos por la militancia.

Víc­tor Hor­tel y el vio­la­dor Díaz frente a la habi­ta­ción donde está inter­nado           Luis Patti en el penal de Ezeiza…

Extraña, al escu­char a los fun­cio­na­rios defen­der con ahínco las bon­da­des de esta espe­cie de ONG que milita en las cár­ce­les fede­ra­les, que si la agru­pa­ción Vata­yón Mili­tante hubiera pen­sado en la cul­tura sin minús­cu­las, no se bau­ti­zara de otra manera. 
Sin deli­be­ra­dos horro­res de orto­gra­fía, o con dis­tinta sim­bo­lo­gía, no sé, digo, se podrían haber puesto: Bata­llón Cultural.
Pero no, se deci­die­ron por la orto­gra­fía trans­gre­sora y la polí­tica sin eufemismos.
Y la rein­ser­ción social… claro. 
El ani­mar a los pre­sos para que no se sien­tan exclui­dos social­mente ni vio­la­dos en sus dere­chos. 
Obje­ti­vos loa­bles que dice tener el pro­yecto de “Sata­nás” Hor­tel… y algún lec­tor des­pre­ve­nido de noti­cias puede lle­gar a creerle.
No sé cuán­tos de uste­des han entrado alguna vez a un penal fede­ral. 
Yo sí y en varias opor­tu­ni­da­des. 
Des­nu­darse, cor­tar en peda­ci­tos las fac­tu­ras, des­pa­rra­mar la comida, escá­ner, ni mone­das ni relo­jes ni gorra ni som­brero ni ropa azul ni tarjetas…ni bla bla bla “es que los inter­nos apro­ve­chan cual­quier oca­sión y la mínima opor­tu­ni­dad”    comen­tan los del Ser­vi­cio Penitenciario.
Y uno, que viene del afuera. 
Que no está acos­tum­brado a esa reali­dad, no le parece mal que se cuide tanto la segu­ri­dad en ésas cosas. 
Por eso mismo llama la aten­ción cuando ve imá­ge­nes de inter­nos con bom­bos, redo­blan­tes, o con cáma­ras de fotos en actos polí­ti­cos dis­fra­za­dos de culturales.
Pero… si lo de la rein­ser­ción social fuera cierto. 

Y si lo de Hor­tel fuera serio y pro­fe­sio­nal, en lugar de polí­tico e ideo­ló­gico, las bon­da­des de la rein­ser­ción y los bene­fi­cios car­ce­la­rios serían para todos.

Por eso le decía yo que usted ya lo había leído aquí, hace unos meses, cómo “Sata­nás” Víc­tor Hor­tel, desde su vena par­ti­da­ria, desde su com­plejo ideo­ló­gico y desde su polí­tica de ven­ganza, milita a tiempo com­pleto para vejar a los mili­ta­res pre­sos, casi todos ancia­nos, en sus luga­res de detención.

El mismo “negro” Hor­tel, al frente de una batu­cada de ase­si­nos y vio­la­do­res, irrumpe en los pasi­llos del Hos­pi­tal del Penal de Ezeiza. 
Sí, en los pasi­llos del Hos­pi­tal. 
Abre la puerta de la habi­ta­ción donde desde hace meses está el Comi­sa­rio Patti inter­nado con un ACV y le avisa que van a ser un poco de ruido. 
La puerta se cie­rra en empieza la música.
Luis Patti es lle­vado a decla­rar en camilla
El mismo Hor­tel, “el peor de todos” entra con su cámara digi­tal a las habi­ta­cio­nes de los mili­ta­res, curas, poli­cías, peni­ten­cia­rios pre­sos por haber com­ba­tido al terro­rismo en los 70 y les dice: “correte si no que­rés salir en las fotos”. 
Y luego comienza deta­lla­da­mente a sacar fotos de las per­te­nen­cias de los         pre­sos… libros, ano­ta­cio­nes, basura… y luego las fotos son publi­ca­das por los medios del régi­men K, como Página 12, Revista Vein­ti­trés, Mira­das al Sur, etc.

Fotos saca­das por Víc­tor Hor­tel en las habi­ta­cio­nes de los mili­ta­res pre­sos (incluye agenda con telé­fo­nos par­ti­cu­la­res). Las fotos fue­ron publi­ca­das en el por­tal      Mira­das al Sur de Anguita

Rein­ser­ción social… sí.  
A otro con esa mentira.
Dere­chos huma­nas… sí, claro. 
Un sub­ofi­cial de la fuerza aérea ago­niza en una celda del Penal de Campo de Mayo, al que tras­la­da­ron desde Mar­cos Paz. 
Su fami­lia es muy humilde, vive lejos y nunca supie­ron por qué lo tras­la­da­ron a Bue­nos Aires. 
No pue­den venir a visi­tarlo.
Allí el sub­ofi­cial Molina está muriendo de cán­cer… recién poco tiempo antes de su muerte, sin que una sola vez le hayan apli­cado la qui­mio… 
Hor­tel acce­dió al tras­lado de Molina al Hos­pi­tal, donde murió espo­sado a los barro­tes de una cama sin que el Ser­vi­cio Peni­ten­cia­rio Fede­ral haya siquiera dejado entrar a sus ami­gos para estar con él en los últi­mos momentos.
Foto sacada por Vic­tor Hor­tel a las per­te­nen­cias de Luis Patti publi­ca­das en Revista Veintitrés
Molina no mili­taba en Vata­yón Mili­tante ni era de La Cám­pora. 
Por eso nadie en el “gobierno nacio­nal y popu­lar” tuvo pie­dad con él ni se       con­mo­vió ante su cuerpo car­co­mido por un cán­cer de colón, con metás­ta­sis en los pul­mo­nes. 
En sep­tiem­bre de 2011 le qui­ta­ron todo tra­ta­miento. 
La excusa de los que lo cui­da­ban y vela­ban por su cuerpo y por sus “dere­chos huma­nos”, era que ya no resul­taba de uti­li­dad por­que la enfer­me­dad era ter­mi­nal. 
Preso, viejo, sin sen­ten­cia firme y con una enfer­me­dad ter­mi­nal, sus abo­ga­dos pidie­ron la pri­sión domi­ci­lia­ria para que pudiera pasar los últi­mos días con su fami­lia. 
Tam­poco eso… en eso “Sata­nás” Hor­tel es muy estricto, tan estricto como el pasito que hace en la murga con vio­la­do­res y ase­si­nos de espo­sas. 
Nada de pri­sión domiciliaria.
Sub­ofi­cial Gre­go­rio Molina, preso polí­tico recien­te­mente falle­cido al que se le negó aten­ción médica…
Cuando el sub­ofi­cial se retor­cía de dolo­res y ya no podía res­pi­rar, Hor­tel, “el peor de todos” dio el visto bueno para que lo tras­la­den a algún hos­pi­tal. 
Llegó en tal con­di­ción de salud al Hos­pi­tal Mili­tar, que los médi­cos le dije­ron a sus ami­gos que no podía resis­tir nin­gún tra­ta­miento. 
Al menos el Hos­pi­tal Mili­tar le dio cui­da­dos palia­ti­vos, pues el Hos­pi­tal de Fuerza Aérea se negó a recibirlo.
Mien­tras allá a lo lejos su fami­lia rezaba, y en los pena­les Hor­tel rein­ser­taba  social­mente a vio­la­do­res y ase­si­nos en una fiesta barrial, El SUB­OFI­CIAL          Gre­go­rio Rafael Molina murió solo en una cama.
Me corrijo, solo no. 
Por­que a pesar de Hor­tel, que le impi­dió visi­tas, a Molina le cerró sus ojos un joven peni­ten­cia­rio que estaba a su lado. 
Lo acom­pañó hasta su último res­piro… “se murió tran­quilo a las 11 y cuarto…”, les dijo dolido el joven peni­ten­cia­rio a los ami­gos de Molina, que tuvie­ron que espe­rar en un pasillo.

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