Quedaron a medio hacer las valijas para partir a Chipre en marzo, tal como lo había instruido la ministra de Defensa, Nilda Garré, y el jefe del Ejército, teniente general Luis Pozzi, en diciembre pasado, y como fue difundido internamente por el Ejército a principios del año actual.
Ayer, el general de brigada Hernán Prieto Alemandi pasó de ser uno de los oficiales de alta graduación de mejor ascendente en esa institución a retirarse "por razones orgánicas de su fuerza".
El Ejército no dio ninguna información oficial, le dejó la tarea al ministerio a cargo de Garré, que difundió un escueto comunicado en el cual, curiosamente, anunció que Prieto Alemandi no estaba "contemplado en la estructura de altos mandos del Ejército para 2010".
La confirmación del retiro sobrevino pocas horas después de informaciones periodísticas que daban cuenta de un supuesto encuentro privado entre el vicepresidente Julio Cobos y Prieto Alemandi.
En las Fuerzas Armadas, la noticia generó inquietud y preocupación.
La inquietud está vinculada con las sospechas de espionaje interno para evitar cualquier cuestionamiento, por menor que fuere, de las autoridades nacionales.
"Sabemos que tenemos los teléfonos pinchados y que es peligroso hasta comunicarse por e-mail", admitieron a La Nacion oficiales de alta graduación con acceso al despacho del jefe del Ejército.
Entre ellos volvieron a sobrevolar los fantasmas del retiro obligatorio, en 2007, del general de brigada Osvaldo César Montero, sospechoso de mantener discrepancias ideológicas con Garré y de tener afinidad con el entonces ministro de Justicia, Aníbal Fernández.
La preocupación por el retiro obligatorio de Prieto Alemandi está centrada en que, en este caso en particular, el Ejército pierde a uno de los oficiales de mayor prestigio dentro de la fuerza.
Con casi 40 años dedicados al ejercicio militar, Prieto Alemandi trabajó en la secretaría privada de la jefatura del Ejército, cuando era ejercida por el actual embajador en Colombia, Martín Balza.
Pasó de allí al Regimiento de Granaderos a Caballo, responsable de la custodia presidencial?, a la IV Brigada de Montaña, en Neuquén, y a la Dirección de Bienestar, que ocupó hasta diciembre pasado cuando las autoridades oficialmente le informaron que en marzo viajaba como comandante de la fuerza de paz de las Naciones Unidas en Chipre.
"Oficiales grises"
No sin cierta ironía, más de un oficial deslizó que en la actualidad "tienen más suerte los oficiales grises".
Y amplió, como ejemplo: "Prieto Alemandi fue el segundo de su promoción (la 106), mientras que su compañero del Colegio Militar y actual jefe de Inteligencia, general de brigada César Milani, egresó en el puesto 63".
Según pudo saber La Nacion, Pozzi no le dio ninguna explicación a Prieto Alemandi sobre las razones del abrupto cambio de destino.
En busca de razones para justificar la decisión de Garré, se atribuyó la dedicación de Prieto Alemandi de evitar que jóvenes oficiales de buena foja de servicio fueran perjudicados en sus ascensos por ser parientes de militares que hubieran tenido participación durante la dictadura.
Los últimos ascensos militares fueron objetados por varios oficiales de distintas fuerzas, que enviaron su queja a la Cámara alta, lo que derivó en una visita oficial de la Comisión de Acuerdos del Senado a la ministra Garré para interiorizarse sobre el método de selección pertinente.
Sí, en cambio, se dejó trascender la preocupación por las supuestas escuchas y hasta seguimientos personales a algunos oficiales, como le sucedió hace algún tiempo al secretario general del Ejército, general de brigada Hugo Bruera.
Oficiales de trato cotidiano con Bruera recordaron a La Nacion que la propia ministra Garré le hizo saber su malestar por su participación en un almuerzo de la comisión que trabaja para erigir frente a la Casa Rosada un momento a Juan Domingo Perón, que se inaugurará este año.
Según relató un allegado a Bruera, el militar tuvo que recordarle a Garré que había sido ella misma quien lo había designado oficialmente representante del Ejército en esa comisión, de la que participan dirigentes peronistas históricos como Antonio Cafiero y Lorenzo Pepe.
Maria Elena Polack
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