En el año 1973, durante el gobierno constitucional de Héctor Cámpora, el aparato de seguridad del Estado había sido rebasado por los ejércitos guerrilleros que recibían apoyo externo e interno, incluso de sectores y personajes hoy en boga que se habían infiltrado en distintos estamentos de las administraciones públicas.
Más aquí en el tiempo, en estas nuevas comarcas del socialismo criollo, además de los signos conocidos y muchas veces vituperados como CIA, FMI, ONU, OEA, ALCA, OTAN, BID, CEPAL, FF (Fundación Ford), NAFTA o TIAR, ha entrado a tallar una organización que a merced a los favores de los gobiernos de turno no ha hecho más que crecer.
Nos referimos al conjunto de calamidades que juramentadas se agrupan bajo la sigla 4i: inundaciones, inseguridad, inflación y la más oscura y peligrosa de ellas, la ineficiencia de los funcionarios para resolver los problemas para los cuales fueron electos, a pesar que muchos de ellos ganan fortunas que ni por asomo podrían pretender en el ámbito privado.
Quizás podría encontrarse una respuesta agradable a los oídos de quienes buscan "buenas noticias" el expresar que semejante inoperancia se debe a que los funcionarios no creen en las bondades de lo que administran.
Si se admite que, por ejemplo, sería impensable que los gerentes de Ford estacionen en sus lugares de trabajo sus automóviles marca Chevrolet,
¿por qué se da el caso que todos los ministros de Educación argentinos de la era contemporánea hayan enviado a sus hijos a colegios privados; los ministros de Salud como todos los funcionarios se atiendan en sanatorios privados o haya muchísimas maestras que trabajando en escuelas públicas suelen enviar a sus hijos a escuelas privadas?
Y además, ¿dónde veranean los altos y medianos cargos de todas las aristas del Poder? Sería interesante que el periodismo de investigación se esmere en averiguar qué lugares han visitado este verano familias enteras de sindicalistas, políticos y demás defensores de lo "nacional y popular" o del "Vivir con lo nuestro".
Habría muchas sorpresas, aunque a esta altura de los acontecimientos pocas cosas puedan asombrar.
Acaba de inundarse por enésima vez la ciudad capital de la República y la contestación irresponsable es la conocida desde la época de Solís y Garay: la culpa la tuvo el otro.
"El otro" es una lluvia que superó todos los registros conocidos (la última siempre tiene la mala idea de superar a la anterior) y la crecida del Río de la Plata (sudestada) que no deja escurrir el agua de lluvia de la ciudad.
Pero, húmeda como pocas pero no tanto como Venecia, la ciudad va a tener su bicisenda que la cruzará de norte a sur, de este a oeste y de arriba abajo agregando más caos vehicular y contaminación; "brilla" el carnaval con sus escuálidas murgas del tipo Armadas Brancaleone del subdesarrollo que llevan a cuestas dos feriados municipales mientras intenta "eclipsar" al de Río de Janeiro (¿Por qué no?), y a un costo millonario tendremos un Teatro Colón para pocos, porque qué haría el pueblo sin el Teatro Colón y sin su San Martín (el teatro) y, por supuesto, sin inundaciones:
"Un hombre, un bote", "Una mujer, un yate", dirán otros.
De la inseguridad qué se puede decir que no se haya dicho. Los defensores de la delincuencia, amparados bajo el disfraz de garantistas, han hecho mutis por el foro pero están ahí, en todos lados, en la Corte Suprema, en los juzgados y fiscalías, en las facultades de Derecho torciendo las mentes de los futuros abogados, en el periodismo, en los defensores subsidiados de los Derechos Humanos, en numerosas asociaciones de todo tipo mantenidas por los contribuyentes.
Mientras, la ola de robos y asesinatos continúa sin cesar en la espera que una sociedad igualitaria, económicamente de avanzada, sin pobres ni excluidos, moralmente apta, con el hombre nuevo por nacer, sin prisiones, guardiacárceles ni legislación represiva, con estudios universitarios y "fútbol para todos" y teniendo al alcance de la mano los beneficios de la salud hospitalaria y educativa y un modelo político, económico y cultural que desde el año 2003 está centrado en la generación de trabajo, la recuperación de la dignidad y la autoestima de todos los argentinos, lleve a cabo el sueño libertario de una sociedad de hombres y mujeres libres con inclusión social, que pueda pasar de grado sin rendir exámenes, con derecho a internas obligatorias, al subsidio universal por hijo y a la pastilla anticonceptiva gratis. Que así sea.
Por último, lo que más parece importar en las últimas semanas (cómo será cuando los padres tengan que comprar los útiles escolares) es el tema del aumento de la inflación que el Gobierno niega como lo viene haciendo desde siete años atrás a la fecha.
El ministro de Economía, que ingresó en septiembre de 2009 al exclusivo Club de los Fraseros Famosos con su "Argentina no está buscando financiamiento", acaba de obtener un master al afirmar que "lo que podemos ver es un reacomodamiento de los precios relativos; yo no veo un proceso inflacionario en Argentina".
Es evidente que de acuerdo a la óptica oficial los precios siempre se reacomodan para arriba, nunca para abajo, intríngulis tan inexplicable como conocer los motivos por los cuales los precios continúan subiendo cuando el dólar se encuentra estable después que por un tiempo acompañaron la escalada de la divisa norteamericana.
Pero un 3% de inflación en 2003, un 6% en 2004 y un 12% en 2005 hicieron huir a Lavagna que volvió y fue millones (de votos).
Lo demás es conocido.
Tres de las 4i son catalogadas por el Gobierno como una "sensación" de la población que es acrecentada por los grandes medios de prensa en su nunca probada carrera desestabilizadora contra la Casa Rosada.
Por lo que se sabe, The show must go on y para el 11 de marzo, fecha en que se recuerda la toma de parte del Estado por las organizaciones guerrilleras, el Movimiento Evita organiza con dinero de los contribuyentes un acto en el anfiteatro del Club Ferrocarril Oeste en el que se espera que cierre la reunión Néstor Kirchner, camino a su reelección en 2011.
El acto se viene publicitando con afiches en el que aparece una futurista leyenda: "Liberación o dependencia".
A su vez, el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, un hombre preocupado por cierto tipo de Derechos Humanos, se reunió con la titular de Abuelas para manifestarle su intención de que una nueva plaza de ese distrito lleve su nombre, "Estela de Carlotto".
Nos encontramos en pleno carnaval, luego, por suerte, ha de llegar la cuaresma.
Juan Salinas Bohil
No hay comentarios:
Publicar un comentario