Los errores, engaños y
falsedades del kirchnerismo son cada vez más groseros, descarados y obscenos.
Con la soberbia característica del que se cree dueño de la verdad revelada, la
presidente miente a la ciudadanía con un desparpajo y descaro absoluto, creyendo
que el pueblo no tiene memoria o que no tiene las condiciones necesarias para
procesar la información recibida.
En la gestión de
los Kirchner hay una gran cantidad de ejemplos, pero la nacionalización de YPF
es realmente la más grave y sin lugar la más trascendente de las tortuosas
maniobra e incoherencias del gobierno.
No voy a tratar
los pormenores de este escándalo, con graves ribetes internacionales, y seguramente con
consecuencias negativas para el país, simplemente quiero destacar las
profundas incoherencias:
· YPF fue privatizado por el
gobierno del presidente Carlos Saúl Menem en el año 1992. Pero para lograrlo, ya
que no le alcanzaban los votos en el Parlamento, contó con el imprescindible
y decisivo apoyo del gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner a la sazón
presidente de la Organización Federal de
Estados Productores de Hidrocarburos (OFEPHI), que agrupaba a Chubut, Formosa,
Jujuy, La Pampa , Mendoza, Neuquén, Salta y Santa Cruz.
La
privatización de YPF fue “una reivindicación histórica”, dijo Néstor Kirchner en
aquella oportunidad y alegaba que
se terminaría la empresa manejada por
15 o 20 gerentes y que para lo santacruceños la
privatización no era la entrega de la soberanía.
Paralela y simultáneamente, Cristina Fernández de
Kirchner, cuando era diputada en el Congreso Nacional por la provincia de
Santa Cruz, defendía e impulsaba, la ley que
privatizaría
la petrolera YPF.
Por este apoyo la Nación “reconocía” una
deuda de 480 millones de dólares con la provincia.
E En definitiva, la
provincia recibió, en 1993, US$ 654 millones.
C Con ellos, adquirió acciones.
Las
de YPF le permitieron hacer un gran negocio: las compró en US$ 290 millones y,
seis años más tarde, las vendió por US$ 654 millones. Kirchner envió esos fondos
al exterior.
N Nunca hubo una restitución plena ni una adecuada rendición de
cuentas. (ref.1).
· Veinte años
después la presidente Cristina Kirchner adopta una decisión 180º
inversa a su postura del año 1992 y nacionaliza YPF. Las argumentaciones de
esta decisión son diametralmente opuestos a los que esgrimió tan vehemente en el
año 1992.
El senador Menem, también en un giro de 180º, apoya la decisión
gubernamental.
Lo mencionado en
forma tan abreviada y suscita encierra no solo una contradicción tan enorme,
sino también en su ejecución, desprolijidades, absurdos, errores y torpezas de
tal magnitud y gravedad que el anuncio de la nacionalización de YPF por parte
de la presidente puede encuadrarse como un verdadero acto delictivo.
Uno de estos
absurdos es haber nombrado interventor en la recientemente nacionalizada YPF, al
ministro de Planificación, Julio de Vido, precisamente el responsable
directo, durante casi los diez años de gobierno kirchnerista, del control y
auditoría de la empresa petrolera.
No más de un año
atrás, la presidente y el ministro ponderaban la marcha de la empresa Repsol–YPF
y Cristina felicitaba a YPF por aumentar la producción de petróleo y gas y el
volumen de inversiones efectuadas.
La pregunta que
podría uno formularse ante esta situación casi inimaginable, es si Cristina y su
gran legión de cortesanos, y Menem, a quien podría considerarse el ícono de la
privatización, tienen convicciones o los mueve otro tipo de incentivo en esta
decisión.
La respuesta
surge con meridiana claridad: tanto Menem, como los Kirchner no los impulsaba
ningún tipo de convicción ni tampoco tienen ninguna clase de ideología definida.
Simplemente les urgía la necesidad de
fondos para continuar por un tiempo más su aferramiento al poder.
Lo mencionado
está tan claramente documentado por abundantes videos que testifican como
el kirchnerismo de los años 90 pronunciaba un discurso en favor de la venta de
la compañía.
En muchas filmaciones, grabaciones,
discursos y declaraciones a los medios, se muestra un contrasentido y una
incoherencia tan notoria y evidente, que podría hacerse fácilmente una película
(que seguramente ganaría varios premios) titulada “Los absurdos
gubernamentales del kirchnerismo”.
La mayoría de
los argentinos somos dóciles, mansos y pacientemente aceptamos sin
hesitar, lo que el gobierno nos impone de una manera u otra.
Algunos, por
que no tienen memoria, otros porque no les conviene recordar, otros por que nos
les interesa y la gran mayoría porque no saben de lo que se trata o significa.
También hay temerosos y cobardes que bajan los brazos, dándose por rendidos
Sin ofrecer resistencias, ante la omnipotencia de este Estado
autoritario.
Ante los tejes y
manejes del gobierno, el ciudadano argentino, sin la alternativa de una
oposición viable y consistente, no reacciona y se mantiene prescindente, pasivo
y alejado, casi anestesiado ante los vaivenes de la política nacional.
Lo concreto es
que el gobierno y para explicarlo gráficamente y en términos populares, nos obliga voluntaria o forzadamente, conscientes o
inconscientes, a tragarnos el sapo.
Para ello
utiliza diferentes y variados procedimientos: desde apelar al conocido
sentimentalismo de los argentinos hasta la invocación a un nacionalismo
inconducente y estéril, entre otras metodologías de manejo de la información y
de manipulación de las masas.
Algunos
analistas dicen que Cristina ha perdido el rumbo. Otros, los más serios, alegan
que la presidente nunca tuvo un rumbo definido en lo que al país le conviene.
Si
en cambio, tuvo rumbo claro en lo que a su conveniencia personal se refiere.
Ante estas incoherencias el país retrocede día a día en el concierto de las
naciones.
NOTAS:
1.-
Probablemente el tema de las regalías petroleras de la provincia de Santa Cruz
constituya el mayor caso de corrupción de
nuestra historia.
Son los famosos fondos que
el ex presidente Kirchner sacó ya hace casi dos décadas del país a fin de
preservarlos de… ¿¿?? .
Nunca se supo a ciencia cierta a cuanto
ascendió la suma, dado el tiempo transcurrido.
Hace unos siete años atrás se
sospecha del orden de los 1.300 M a 1.500 M de dólares en función de los
intereses acumulados a través de ese lapso.
Parcialmente el gobernador de la
provincia de Santa Cruz, fue blanqueando parte de los fondos.
Pero nunca se
conoció la ruta del dinero, las comisiones cobradas, los intereses
devengados y toda la operatoria relacionada con este escandaloso caso. Nunca
hubo transparencia y acceso público a este tema.
Hubo infinidad de pedidos
relacionados a ello, desde ámbitos públicos y peticiones privadas, desde la
oposición política, hasta de simples ciudadanos.
El silencio fue siempre la
respuesta.
Es conocido el dicho que el que calla otorga.
Ya quedan pocas dudas
sobre que estamos en presencia de un ilícito de absoluta torpeza y de
características mayúsculas.
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